Coleccionar arte, mucho más que una inversión
Galiciapress. Jueves 10 de noviembre de 2016
Lo más importante y satisfactorio de coleccionar arte no es tan solo el hecho de poseer obras exclusivas, sino las vivencias que esto implica. Visitar exposiciones y enamorarte de una pieza singular, conocer a su autor, asistir a museos o ferias de arte, aprender, desarrollar la capacidad de crítica, compartir tus gustos o intereses, …son experiencias en primera persona que abren puertas a la comprensión del mundo contemporáneo y que contribuyen a que el arte siga vivo.
Sin duda, consumir arte es una inversión, pero, más allá de lo puramente económico, que está sujeto a diferentes variables propias del mercado, sobretodo es una pasión. No es mejor coleccionista el que más recursos económicos dedique a ello, sino el que lo viva con más pasión. Coleccionar arte no es tanto un fin como un camino. Un recorrido vital que discurre paralelo al de los artistas, al de los críticos de arte, al de los galeristas, al de todos aquellos que trabajan a diario para que la creación artística contribuya a transmitir nuevas formas de entender el mundo y a crear una sociedad más sensible, más culta, más tolerante, más feliz. Sin duda, una colección de arte supone un activo económico, una valor que puede revalorizarse, pero también la preservación de una parte de nuestra historia para las generaciones venideras.
Empezar una colección de arte con criterios de calidad e inversión puede no ser una tarea fácil. Las dudas nos invaden. Dudas sobre la calidad de la obra, sobre su precio o las expectativas de su revalorización, que junto con la idea de que el arte es elitista y las influencias, a veces negativas, de las noticias sobre cierres millonarios en alguna que otra subasta, pueden alejar una muchas personas de participar de un mundo que tanto les atrae y seduce.
Entonces cómo podemos comprar arte con las máximas garantías. Cuáles podrían ser los pasos a seguir o las claves para no equivocarnos, para conseguir disfrutar con sosiego, cada día, de esa obra colgada en la pared de mi casa o de mi oficina, por la que, además, tuve que hacer un determinado esfuerzo económico. Contestar a estas preguntas exige un análisis de aspectos culturales y de mercado que envuelven el coleccionismo contemporáneo.
En primer lugar existe algo inmaterial que nos mueve, algo que es difícil de explicar, pero que tiene que ver con la sensibilidad, quizás también con las vivencias de nuestra niñez o juventud o con un gusto innato por la belleza. Cuando vemos una obra de arte que nos conmueve, que no nos deja indiferentes, algo está pasando. Esta atracción irracional es la que nos empuja hacia la necesidad de poseerla.
La información, la formación, en definitiva, la educación, es otra de las claves para crear esa colección de arte que crecerá, que nos acompañará y que perdurará. Visitar exposiciones y museos, ir a ferias de arte, ver catálogos, conocer las trayectorias de los diferentes artistas, leer sobre la historia del arte o asistir a inauguraciones en galerías, en las que además puedes conocer al artista de primera mano, son acciones que, sin duda, nos van aportar seguridad en el momento de dar ese paso tan importante de adquirir una pieza de arte.
Hoy en día existen diferentes canales para comprar arte. Directamente a los artistas, siempre y cuando no formen parte de galerías que los representen. Las casas de subastas, en las que puedes encontrar obras con precios de salida muy interesantes. O las galerías de arte, que conforman la parte más activa del mercado, descubriendo, representando, promocionando y difundiendo la obra de los artistas más destacados del panorama actual. La galería de arte actúa como un filtro. Con personas a su frente de una gran formación y experiencia que seleccionan las mejores obras para que formen parte de las exposiciones o de sus fondos de arte. Hoy en día la galería de arte juega un papel fundamental en el desarrollo profesional de un artista, ya que le ofrece un canal para hacer visibles sus creaciones y para la venta de sus obras.
Dejémonos asesorar por un profesional del arte, no tengamos miedo a cruzar el umbral de una galería, entremos, miremos, preguntemos, no estamos obligados a comprar, y si decidimos hacerlo, lo haremos con todas las garantías y facilidades. Asimismo, dejémonos aconsejar por personas que tengan una trayectoria de coleccionismo. Aunque nuestros gustos no coincidan con los suyos, seguro que obtendremos información interesante o quizás descubramos la obra maravillosa de un artista que no conocíamos. Comparemos y construyamos nuestro propio criterio, de acuerdo con nuestros gustos estéticos, con nuestra capacidad de gasto o con nuestra prioridad en cuanto a estilo o técnica.
El formato de una colección debe de ajustarse a las preferencias de cada cual, teniendo en cuenta el gusto por un determinado estilo, por una u otra disciplina, por una u otra etapa. Puedes crear una colección de obra gráfica, de pintura, de escultura, de fotografía, de una temática concreta, de una época en particular, de artistas consagrados y/o de artistas emergentes. A veces se empieza la formación de una colección de una forma ecléctica y con los años se va especializando y viceversa. Pero lo importante es que cada una de las piezas que conformen la colección tengan personalidad y calidad, que tengan un valor artístico y económico, aunque esto último sea muy difícil de valorar a corto plazo, y, sobretodo, que nos gusten de verdad.
En definitiva, dejémonos llevar por nuestro instinto, empapémonos de toda la información que esté a nuestro alcance, e importantísimo, dejémonos asesorar, confiemos en los profesionales, decidamos como queremos que sea nuestra colección y compartamos nuestra pasión por el arte. Y recuerda, una obra de arte siempre tiene un precio inferior al de su valor.
Javier Blanco
Director de Galería METRO.